Ideales para tomar como aperitivo, para acompañar cualquier plato de carne o pescado o como tentempié, estos palitos de patatas y queso son una verdadera delicia para el paladar. ¿Quieres saber cómo se elaboran?
Lo cierto es que estos palitos de patata son facilísimos de hacer y el resultado es fantástico. Quedan con un interior suave y sabroso, lleno de trocitos de pimiento rojo, queso cheddar y patata, que no podrás comer solo uno...
Hierve las patatas
Pela las patatas, córtalas en cubos, colócalos en una olla con agua que los cubra y cuécelos, a fuego suave, durante unos 15 minutos.
Pica los ingredientes
Mientras, limpia el pimiento rojo, retirando semillas y filamentos y pícalo finamente. Separa las hojitas de menta y pícalas también finas. Haz lo mismo con el perejil. Ralla el queso cheddar. Resérvalo todo en cuencos separados.
Chafa las patatas
Cuando las patatas estén cocidas, retíralas de la olla y escúrrelas. Presiona con la ayuda de un tenedor para chafarlas y obtener un puré.
Agrega el pimiento y el queso
Incorpora el pimiento rojo picado, el cheddar rallado, el orégano y el comino. Mezcla para que todos los ingredientes se integren bien. Añade las harinas y la sal, vuelve a remover y trabaja con las manos hasta que obtengas una masa compacta.
Forma los palitos
Espolvorea una superficie con harina y empieza a formar los palitos, ve cortando el tamaño a tu gusto. Ve depositándolos en una fuente
Fríelos en aceite
Calienta una sartén amplia con abundante aceite y fríe los palitos hasta que adquieran un tono doradito. Resérvalos sobre papel absorbente de cocina para que suelten la grasa y sírvelos.
La masa es tan sencilla de hacer que puedes pedir a tus hijos que te ayuden a trabajarla. Tú puedes cortar la verdura y las hierbas aromáticas y deja que ellos se ensucien las manos con la harina, que estiren la masa con el rodillo o con sus manos, que formen los palitos… ¡Seguro que se lo pasarán genial!