PASTA CON MEJILLONES, GUISANTES Y LIMóN

Cualquier momento del año es bueno para comerse un plato de pasta. Pero hoy, ya entrada la primavera, es especialmente un buen día para comerse un plato de pasta y guisantes frescos. En lo que respecta a las salsas que acompañan, solemos tirar por los clásicos y a veces se nos olvida que un plato de pasta es un recurso espectacular para incluir verduras y hortalizas variadas a nuestro parecer, siempre con buen gusto.

Es esencial respetar el punto de cocción, tanto de la pasta escogida, como de las verduras. Igual de importante es asegurar que conseguimos una textura cremosa. Para ello aportaremos una grasa –mantequilla, aceite de oliva virgen extra o crema agria–, agua de cocción de la pasta, algo de queso y energía mecánica. Vamos, pondremos en marcha la mantecatura. Este proceso se termina en la sartén, sacando la pasta un par de minutos antes de lo que indica el paquete y terminando de cocinarla en la propia salsa.

Volviendo a la temporada y a los guisantes. Escogeremos unos bien frescos –unos espárragos o tirabeques cortados en trozos pequeños también pueden cuadrar muy bien– y los escaldaremos durante apenas 20-30 segundos mientras se cuece la pasta. Se debe cortar la cocción sumergiéndolos en agua fría, así quedarán muy verdes y crujientes. Por otro lado los mejillones, que haremos al vapor, reservando todo el líquido que sueltan para preparar la salsa posteriormente. La mantequilla ayudará a emulsionar todo el conjunto, bien aromatizado con ralladura abundante de cítricos.

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